miércoles, 9 de julio de 2008

Discurso de Orden-Bodas de Oro

Cuando hace medio siglo un grupo de entusiastas pobladores decidieron dar nacimiento a este distrito, jamás imaginaron lo que sucedería el día de hoy.
Y justo hoy 22 de Junio de 2008, confluimos en esta nuestra tierra, en nuestro Vicco querido, de diversos lugares del país, están presentes paisanos nuestros de Lima, Huancayo, Huánuco, Trujillo, Arequipa por mencionar algunos lugares de y es probable que también este presente alguien que resida fuera del país. Todos estamos aquí saludando a nuestro terruño, los que residimos aquí y quienes han tenido que abandonar Vicco muchas veces sin desearlo por lograr un futuro mejor, pero detengámonos también un momento para hacer reverencia y dar agradecimiento a los primeros viqueños que hicieron posible el tenernos aquí reunidos, depongamos actitudes y sentimientos que mucha veces nos enfrentan, juntémonos todos nuestras manos formando una gran cadena, una gran muralla humana que nos permita lograr un mejor desarrollo de nuestro distrito, hagamos como hicieron quienes fundaron Vicco hace cincuenta años, que el gozo que ellos experimentaron ingrese a nuestros corazones y unidos emprendamos la gran tarea de agradecer Vicco desde donde nos encontramos.
Recordemos que la tarea no es solo de las autoridades, la tarea es de cada uno de nosotros estemos donde estemos, necesitamos manos, necesitamos también ideas, necesitamos esperanza y el sueño de los niños que todo lo creen posible, la fortaleza y el espíritu de los jóvenes, también la serenidad y el equilibrio de los adultos como la calma y el conocimiento de los ancianos quienes en sus hombros cargan nuestra historia y son documentos vivos de nuestra identidad.
Sintámonos hoy alegre de haber estudiado en nuestra escuelita 34046, en nuestro colegio Mariscal Miller, sintámonos contentos de haber corrido en las calles y plaza, de haber ingresado a nuestra querida iglesia Inmaculada Concepción a orar, que el jubilo se apodere de nosotros recordando las veces que bailamos los negritos, el baile viejo y la chunguinada, que las mismas emociones que vivimos cuando participamos de nuestras costumbres hoy retornen a nuestros corazones inundándonos de alegría, sintámonos orgullosos de ser viqueños heredero de los Pumpus y los Yaros, que cada célula de nuestro cuerpo vibre intensamente hoy 22 de Junio y nos haga recordarnos que hay tareas pendientes, que no salgan más viqueños a labrar su futuro a otros confines, que nuestros hijos tengan un mejor porvenir pero aquí en nuestra tierra, tenemos muchos recursos, recordemos que no solo podemos vivir dependiendo de la minería, hemos sido bendecidos con una fastuosa riqueza natural a la cual debemos, fastuosa riqueza natural a la cual debemos cuidarla, si a la lejana Finlandia los diversos estados de la Unión Europea les pagan por preservar sus bosques, hagamos lo necesario para preservar nuestro lago, nuestros pantanos y todos los recursos con que contamos y administrándolos racionalmente podemos ofrecer a nuestros hijos un futuro prometedor.
Sin olvidar nuestros restos arqueológicos, otra de las bondades con que contamos, recordemos siempre que el turismo hoy por hoy es una empresa muy rentable, que necesitamos contar con mas lugares de hospedaje, con mas lugares que brinden alimentación adecuada y mejores vías y medios de comunicación recordemos que necesitamos mejorar nosotros mismos para brindar una mejor acogida a quienes vienen a visitarnos, pues son ellos quienes dejarán los recursos necesarios para poder ofrecer puestos de trabajo y a si garantizar el sustento de viada de mas familias sin tener que pensar que solamente la minería nos sacara del estado en que estamos.
A quienes se han vuelto viqueños por adopción todas que formaron familia con un Viqueño o una Viqueña, les damos las gracias por haberlos acogido e integrarse a nosotros y a quienes nos visitan, les ofrecemos nuestros brazos abiertos, les damos la más cordial bienvenida y nos comprometemos en hacer de su estadía una inolvidable experiencia en la esperanza de volverlos a recibir todas las veces que deseen.
Quiero terminar recordando que estamos obligados a ofrecer un mundo mejor a los nuestros y el momento es ahora. Estoy seguro que nuestro hijos nos juzgarían pesimamente al recordar lo que les dejamos; nuestra tierra sin atractivos como para vivir en ella.

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